inca: la nada y no


Como lo exigía la tradición, recorrió en línea recta el trayecto de regreso. No podía desviarse, y no lo hizo.
Descendió por quebradas, escaló cerros, nadó ríos. A pie durante días, semanas. Sin dudar, sin apartarse.
Llegó, por fin, exhausto. Casi muerto.
Al volver la vista atrás, sobre la tierra había un camino.

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