catarsis V: el hombre.
I
El viejo charla con sus muertos. Llama a sus hermanos, a su mujer. Pide amablemente que lo lleven a su casa. Ya está en su casa.
Ríe, el viejo, con su risa de siempre. Se admira de lo verde que está el campo; habla de los toros. Recuerda alguna canción en vasco, y la canta hablándola, bajito. Su voz sale como un río de piedritas, trabajosamente. La canta como si fuera un niño, hasta el final. Hasta el centro de su memoria.
- Evidentemente me estoy infantilizando-, dijo hace unos días. Deliraba. Creo.
El viejo charla con sus muertos. Llama a sus hermanos, a su mujer. Pide amablemente que lo lleven a su casa. Ya está en su casa.
Ríe, el viejo, con su risa de siempre. Se admira de lo verde que está el campo; habla de los toros. Recuerda alguna canción en vasco, y la canta hablándola, bajito. Su voz sale como un río de piedritas, trabajosamente. La canta como si fuera un niño, hasta el final. Hasta el centro de su memoria.
- Evidentemente me estoy infantilizando-, dijo hace unos días. Deliraba. Creo.
Comentarios
Fuerte y despojado texto.