fragmentos de un inexistente diario de viajes (III)
9/6/2008
A dos asientos del lugar que ocupo, en la mesa contigua, un hombre joven come en silencio. Su mano derecha tiembla por momentos con violencia. Él intenta contenerla con la mano izquierda.
El tenedor se mueve a unos centímetros del plato, y el hombre tiene que agacharse, hasta casi tocar con el mentón la comida, para llevar la boca hacia el trozo de carne chorreante de salsa.
Mientras mastica mira al frente, con la mirada perdida; a lo mejor intentando recuperar la dignidad que siente amenazada.
Sus compañeros de mesa no le prestan atención.
No hay rabia en la expresión del hombre. Hay una silenciosa tristeza.
A dos asientos del lugar que ocupo, en la mesa contigua, un hombre joven come en silencio. Su mano derecha tiembla por momentos con violencia. Él intenta contenerla con la mano izquierda.
El tenedor se mueve a unos centímetros del plato, y el hombre tiene que agacharse, hasta casi tocar con el mentón la comida, para llevar la boca hacia el trozo de carne chorreante de salsa.
Mientras mastica mira al frente, con la mirada perdida; a lo mejor intentando recuperar la dignidad que siente amenazada.
Sus compañeros de mesa no le prestan atención.
No hay rabia en la expresión del hombre. Hay una silenciosa tristeza.
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