catarsis IV: ojos
Hay dos ojos. Dos ojos de los que uno no puede apartarse. Levanto una mano: los ojos observan, impasibles. Flexiono las rodillas: los ojos me siguen, implacables. Salto como un chimpancé: ahí están, juzgando.
Dos ojos. Como los de las estatuas que abren los párpados y congelan, y matan. Como los de la cobra que sisea, enrollada sobre su propia cola. Como los de. Dos ojos.
De repente pienso: pero…, y si…, a lo mejor soy yo… Y al momento son eso: dos ojos.
Comentarios
Siberia, de nuevo, gracias.
Un abrazo a los dos.
Yo he comprobado que con un cíclope la persecuta disminuye al 50%.
Un zoabra, che.
Abrazo, troesma.